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lunes, 10 de febrero de 2025

Mindfulness Death

 

Mil pensamientos pasaban por su agitada mente mientras sostenía en su mano derecha una barra de chocolate amargo a la cual había dado ya un par de mordiscos. Para tratar de calmar un poco su mente y reducir ese ensordecedor torbellino de ideas inconexas se concentró en su respiración. Poco a poco el volumen de sus voces interiores empezó a reducirse, dando paso a sonidos del entorno, como los autos que pasaban por la calle del frente, los niños que jugaban en el prado cercano quizás a algunos metros de distancia, los ladridos de un par de perros callejeros que perseguían a cada motociclista que pasaba por allí e incluso pudo percibir fragmentos de conversaciones de algunos de los transeúntes. A medida que seguía siendo consciente de su respiración, se agudizó también su sentido del tacto, comenzando a percibir la dureza de la banca sobre la cual se hallaba sentado, el calor generado por los rayos de sol que se posaban sobre su piel y la frescura de una eventual corriente de aire que amablemente regulaba la temperatura de su cuerpo. Su nariz se resintió levemente al percibir un desagradable olor emanado de alguna materia orgánica en descomposición que se hallaba en algún lugar del prado circundante y en su boca sentía el delicioso sabor de aquel chocolate amargo al que dio un nuevo mordisco, uno de sus sabores favoritos. Poco a poco el momento se hacía mas y mas agradable y con el paso de los minutos logró ser consciente de cada uno de sus cuatro sentidos y una vez apaciguadas sus ideas imaginó toda su vida como un enorme lago en medio de una noche sin luna, era el recuerdo mas similar que tenía de su vida pasada, aquella época en la que aún podía ver. Al imaginarse sentado en una pequeña canoa en medio del lago sintió los leves y rítmicos movimientos ocasionados por el olaje y empezó a experimentar una leve sensación de mareo que le trajo de vuelta al momento presente. A aquella dura banca de concreto sobre la que se hallaba sentado, pero ahora sus sentidos se encontraban levemente adormecidos, poco a poco dejó de percibir la dureza de la banca, los sonidos eran ahora ecos lejanos y los olores se habían desvanecido. Lo único que permanecía fiel a su recuerdo era el delicioso sabor al chocolate amargo, su ultimo pensamiento fue para felicitarse a si mismo por haber puesto el veneno en algo que le ayudaría a terminar con su vida en medio tan deliciosa sensación.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Consciente vs Inconsciente

Existe una eterna batalla en el mundo de cada persona, esa batalla tiene varios nombres… cuando era más (aun más) joven, me refería a ella como “hacer lo que se quiere o hacer lo que se debe”, luego conociendo mas personas me di cuenta de que no era el único con ese dilema, y que de hecho es una de las principales razones por las que la mayoría de los adultos sufren. O bueno, quizás no la mayoría, es muy cierto que hay muchas personas que no se preocupan por esto. Analicemos los dos lados de la moneda.
Hacer lo que se debe: “esto es lo correcto”, dirían hipócritamente la mayoría de nuestros conocidos mientras se estremecen al recordar los más oscuros episodios de sus vidas e intentan disimular el cambio que se presenta en su fisonomía. Hacer lo que se debe es desde el punto de vista social lo mas indicado, una persona que hace lo que se debe es una persona que sigue los parámetros impuestos por su manada, es decir, aquel que en su niñez es buen estudiante, en su adolescencia es buen novio y buen hijo, en su juventud se gradúa con honores de una excelente y promisoria carrera, en su vida adulta es buen esposo y buen padre, buen vecino, es decir, es aquella persona que todo el mundo mira con admiración y eso se debe básicamente a que se ha preocupado por complacer a los demás siempre por encima de sus deseos, porque ha hecho lo que se debe.
Hacer lo que se quiere: esto es generalmente condenado por la sociedad y en muchos casos con justa razón, el que hace solo lo que quiere suele pasar por encima de las libertades de las demás personas, es el típico desadaptado social que solo piensa en su conveniencia y actúa de acuerdo a eso, es el vecino que escucha su música a todo volumen y argumenta que esta en su casa y por lo tanto puede hacer lo que le de la gana, es el que se pasa los semáforos en rojo, el que se cuela en las filas, el que se parquea mal, y en fin de ahí en adelante podríamos seguir citando mil y una conductas deplorables de nuestros queridos conciudadanos… y eso que somos la gente mas amable del mundo… jeje.
Esos son los dos extremos, pero la mayoría hemos pasado gran parte de nuestro tiempo siendo el punto intermedio, es decir… HIPOCRITAS! Y como es el hipócrita? Pues simplemente es el que hace lo que quiere pero cuando nadie lo ve y hace lo que debe cuando lo están viendo, así puede aparentar ante toda la sociedad ser una persona ejemplar y en su verdad ser tan o mas perverso que el mas culpable de los criminales. Eso es lo que da origen a esos pequeños infiernos que se viven en gran parte de los hogares, al cerrar la puerta hay una persona que se adueña de la situación, que posee la autoridad, que es omnipotente y omnisciente y contra la que no hay poder alguno que pueda emplearse. Y ese es simplemente el triste perdedor que fracasa en cada cosa que intenta emprender y luego para compensar su vacio se descarga con las únicas personas que no saben como o no se sienten capaces de hacerle frente y permiten su abuso… y para completar, cuando muere esta persona, toda la familia se reúne en el velorio a llorar porque era una gran persona y todos en silencio están pensando y casi se lo dicen con sus miradas… ¡es lo mejor que ha podido pasar!
Bueno, no pretendo ponerme trágico, aunque el párrafo anterior me recuerda una gran cantidad de situaciones en las que he tenido la oportunidad de ser co-protagonista... y no son dulces recuerdos.
Existe una posición ideal en esta batalla.
Hacer lo correcto, no porque sea lo que se debe hacer, sino porque es lo que se quiere hacer. El problema es que eso no se logra fácilmente, existen algunos afortunados que nacen con dicha virtud, pero la mayoría de los mortales tenemos que hacer un gran esfuerzo por ser personas correctas. Es sencillo hacer lo que uno quiere y luego engañar a todos haciéndoles creer que uno es el enviado de Dios, incluso hay personas que se especializan en ese arte, yo tengo un par de diplomados en esa área y no me enorgullece confesarlo. Todo esto no seria un problema e incluso, no estaría pensando en este tema tan complejo a las 12:05 de la noche si no representara un gran obstáculo en mi camino. El verdadero reto que debe superar una persona exitosa, no es la cantidad de dinero que debe conseguir, ni la cantidad de trabajo que debe hacer para conseguirlo, ni las personas que debe convencer de hacer lo que el desea, el verdadero reto es convertirse en la persona que se necesita ser para tener éxito. Claro, si estamos hablando de la clase de éxito que yo quiero, totalmente legal, ético y moral.
Quizás necesite ayuda con esto, de hecho la estoy buscando en este momento… tengo la certeza de que sigo el camino correcto, pero es en verdad demasiado empinado y en ocasiones doy algunos pasos atrás. Pero bueno, Nuevamente de pie, mirando al frente y un pie delante del otro… aunque sean pasos de bebe, estos también cuentan.
La batalla continua…