Existe una eterna batalla en el mundo de cada persona, esa batalla tiene varios nombres… cuando era más (aun más) joven, me refería a ella como “hacer lo que se quiere o hacer lo que se debe”, luego conociendo mas personas me di cuenta de que no era el único con ese dilema, y que de hecho es una de las principales razones por las que la mayoría de los adultos sufren. O bueno, quizás no la mayoría, es muy cierto que hay muchas personas que no se preocupan por esto. Analicemos los dos lados de la moneda.
Hacer lo que se debe: “esto es lo correcto”, dirían hipócritamente la mayoría de nuestros conocidos mientras se estremecen al recordar los más oscuros episodios de sus vidas e intentan disimular el cambio que se presenta en su fisonomía. Hacer lo que se debe es desde el punto de vista social lo mas indicado, una persona que hace lo que se debe es una persona que sigue los parámetros impuestos por su manada, es decir, aquel que en su niñez es buen estudiante, en su adolescencia es buen novio y buen hijo, en su juventud se gradúa con honores de una excelente y promisoria carrera, en su vida adulta es buen esposo y buen padre, buen vecino, es decir, es aquella persona que todo el mundo mira con admiración y eso se debe básicamente a que se ha preocupado por complacer a los demás siempre por encima de sus deseos, porque ha hecho lo que se debe.
Hacer lo que se quiere: esto es generalmente condenado por la sociedad y en muchos casos con justa razón, el que hace solo lo que quiere suele pasar por encima de las libertades de las demás personas, es el típico desadaptado social que solo piensa en su conveniencia y actúa de acuerdo a eso, es el vecino que escucha su música a todo volumen y argumenta que esta en su casa y por lo tanto puede hacer lo que le de la gana, es el que se pasa los semáforos en rojo, el que se cuela en las filas, el que se parquea mal, y en fin de ahí en adelante podríamos seguir citando mil y una conductas deplorables de nuestros queridos conciudadanos… y eso que somos la gente mas amable del mundo… jeje.
Esos son los dos extremos, pero la mayoría hemos pasado gran parte de nuestro tiempo siendo el punto intermedio, es decir… HIPOCRITAS! Y como es el hipócrita? Pues simplemente es el que hace lo que quiere pero cuando nadie lo ve y hace lo que debe cuando lo están viendo, así puede aparentar ante toda la sociedad ser una persona ejemplar y en su verdad ser tan o mas perverso que el mas culpable de los criminales. Eso es lo que da origen a esos pequeños infiernos que se viven en gran parte de los hogares, al cerrar la puerta hay una persona que se adueña de la situación, que posee la autoridad, que es omnipotente y omnisciente y contra la que no hay poder alguno que pueda emplearse. Y ese es simplemente el triste perdedor que fracasa en cada cosa que intenta emprender y luego para compensar su vacio se descarga con las únicas personas que no saben como o no se sienten capaces de hacerle frente y permiten su abuso… y para completar, cuando muere esta persona, toda la familia se reúne en el velorio a llorar porque era una gran persona y todos en silencio están pensando y casi se lo dicen con sus miradas… ¡es lo mejor que ha podido pasar!
Bueno, no pretendo ponerme trágico, aunque el párrafo anterior me recuerda una gran cantidad de situaciones en las que he tenido la oportunidad de ser co-protagonista... y no son dulces recuerdos.
Existe una posición ideal en esta batalla.
Hacer lo correcto, no porque sea lo que se debe hacer, sino porque es lo que se quiere hacer. El problema es que eso no se logra fácilmente, existen algunos afortunados que nacen con dicha virtud, pero la mayoría de los mortales tenemos que hacer un gran esfuerzo por ser personas correctas. Es sencillo hacer lo que uno quiere y luego engañar a todos haciéndoles creer que uno es el enviado de Dios, incluso hay personas que se especializan en ese arte, yo tengo un par de diplomados en esa área y no me enorgullece confesarlo. Todo esto no seria un problema e incluso, no estaría pensando en este tema tan complejo a las 12:05 de la noche si no representara un gran obstáculo en mi camino. El verdadero reto que debe superar una persona exitosa, no es la cantidad de dinero que debe conseguir, ni la cantidad de trabajo que debe hacer para conseguirlo, ni las personas que debe convencer de hacer lo que el desea, el verdadero reto es convertirse en la persona que se necesita ser para tener éxito. Claro, si estamos hablando de la clase de éxito que yo quiero, totalmente legal, ético y moral.
Quizás necesite ayuda con esto, de hecho la estoy buscando en este momento… tengo la certeza de que sigo el camino correcto, pero es en verdad demasiado empinado y en ocasiones doy algunos pasos atrás. Pero bueno, Nuevamente de pie, mirando al frente y un pie delante del otro… aunque sean pasos de bebe, estos también cuentan.
La batalla continua…
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